PATRIMONIO DE LAS ARTES VISUALES: MATILDE PÉREZ Y EL ARTE CINÉTICO

Por Gustavo Olave Dervis, licenciado en Teoría e Historia del Arte

Matilde Pérez fue una verdadera anomalía para el ambiente artístico chileno imperante a mediados de la segunda mitad del siglo veinte. Dueña de un espíritu audaz y una actitud transgresora, su obra fue un verdadero impulso para numerosos pintores y escultores nacionales, quienes vieron en la obra de la artista una fuente de inspiración para desarrollar sus propuestas estéticas personales. Introductora en Chile del arte cinético, Pérez recibió, en un principio, encarnizadas críticas originadas en sectores más conservadores. Sin embargo, con el paso del tiempo, los ataques fueron cesando, convirtiéndose la artista, de esta forma, en una de las creadoras más celebradas del país.

Matilde Pérez Cerda nació en Santiago de Chile el 7 de diciembre de 1916, aunque ella afirmaba, en ocasiones, haber visto la luz en 1920, situación que provocó más de un enredo. Da sus primeros pasos en el mundo de pintura al tomar clases particulares con Pedro Reszka e inició sus estudios de arte en la Universidad de Chile en el año 1939. Allí tuvo como profesores a destacados artistas y académicos de la talla de Pablo Burchard y Jorge Caballero. Fue aquí donde conoció a Gustavo Carrasco Délano, con quien tendría, posteriormente, un hijo, Gustavo Carrasco Pérez. De esta época recuerda Matilde haber pintado numerosos desnudos y naturalezas muertas. En 1944 empieza a estudiar pintura mural con Laureano Guevara, de quien sería ayudante.

De regreso a Chile, Matilde Pérez plasma su visión artística en numerosas obras, las cuales van desde montajes e instalaciones de gran envergadura hasta cuadros de discretas dimensiones, con las cuales consigue la aclamación de sus pares. Obra icónica de su etapa de madurez es el denominado Friso Cinético, expuesto en el centro comercial Apumanque en el año 1982. El monumental trabajo, que mide 70 metros de largo y 3,6 de alto, está conformado por acero soldado, ampolletas y dispositivos electrónicos, entre otros materiales. El friso reside actualmente en la Universidad de Talca, esto debido a la remodelación de la fachada del mall en el cual se exhibía, en el año 2007. Luego de una fructífera carrera, que abarcó plataformas tan variadas como el cuadro, la instalación, el mural y la escultura, y de recibir numerosos elogios por parte de la crítica especializada, la artista cinética chilena por excelencia muere en el año 2014, en Santiago, la ciudad que la vio nacer.

Matilde Pérez fue una rupturista en muchos aspectos. Está, obviamente, su faceta como artista. Su valiente ofensiva en contra de todos los anquilosados resquicios estéticos que aún ejercían una importante influencia en el circuito artístico está fuera de toda duda. Pero también hay que tomar en cuenta su género, su identidad femenina. La artista se enfrentó a una sociedad sumamente machista y su calidad de mujer le restaba credibilidad por parte de la crítica institucional, más aún si tomamos en cuenta su condición de madre. Sin embargo, supo sobreponerse a este ambiente para erigirse como uno de los grandes referentes de la pintura chilena y latinoamericana.

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