«El 4 de marzo de 1994, en la sesión inaugural ocurrida en la sede de la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos (Dibam), se acordó constituir, al alero de esta entidad estatal, una corporación de derecho privado sin fines de lucro denominada Amigos del Patrimonio Cultural de Chile»

El 4 de marzo de 1994, en la sesión inaugural ocurrida en la sede de la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos (Dibam), se acordó constituir, al alero de esta entidad estatal,  una corporación de derecho privado sin fines de lucro denominada “Amigos del Patrimonio Cultural de Chile”, para lo cual se leyeron los artículos del Estatuto por los que se regiría esta institución, los que fueron aprobados por los asistentes de la asamblea. Asimismo, se designó el primer Directorio, integrado por la Directora de Bibliotecas, Archivos y Museos de ese entonces, la señora Marta Cruz-Coke.

Desde hacía varios años que nuestro país había ido incorporando de manera creciente a sus preocupaciones la problemática del patrimonio cultural. Sin embargo, y a pesar de que paulatinamente se fueron realizando cada vez más acciones de resguardo y conservación, la envergadura y alcance que adquirieron estos temas no eran equivalentes a los esfuerzos realizados. Frente a este vacío manifiesto, la Corporación Patrimonio Cultural de Chile surgió como alternativa de contestación a la necesidad colectiva de atesorar lo propio, exponiendo así su deseo de articular las distintas instancias relacionadas con la conservación y divulgación de nuestro patrimonio.

Según consta en Decreto 1.357, con fecha 27 de septiembre de 1994, se le concede personalidad jurídica y se aprueban sus estatutos, según consta en las escrituras públicas de fechas 10 de mayo y 13 de septiembre de 1994, otorgadas por los notarios Patricio Zaldívar M. y Jorge Zañartu E. Durante ese mismo año, se proveyó a la nueva institución de la documentación necesaria para operar a través de la Ley de Donaciones Culturales, lo que le ha permitido acoger sus proyectos bajo dicha normativa.

Al año y medio de funcionamiento, los  integrantes de la Corporación advirtieron la necesidad de independizarse de la Dibam, debido a la gran carga de obligaciones que normalmente tenía esta institución pública. El 15 de diciembre de 1995, en una asamblea extraordinaria de socios presidida por Hernán Rodríguez Villegas, se acordaron algunas reformas a los Estatutos para otorgar a la Corporación total autonomía de la Dibam, permitiendo así una gestión  más ágil y eficiente.