MUSEO Y PATRIMONIO: EXPOSICIONES REALES, VIRTUALES E INMERSIVAS

Por Norma Alcaman Riffo
Master in Management degli Eventi Artistici e Culturali (Florencia, Italia)

La historia de las exposiciones se remonta a la Antigüedad, cuando los gobernantes reunían para su disfrute personal los botines de guerra, que luego mostraban a los invitados para impresionarlos y detentar poder a través de diversos objetos valiosos. El giro se produjo en el siglo XVI, cuando los nobles europeos advirtieron cierta afinidad entre el deseo de conocimiento propio de la curiosidad humanista y la idea de tener una colección de objetos provenientes de viajes a tierras lejanas, símbolos de fortuna y prestigio.

Estas piezas o reliquias eran dispuestas en los llamados “Cuartos de las maravillas” (studiolo en italiano; wunderkammer en alemán), que se difundieron por Europa entre personajes ilustres. Uno de las más famosos, era el que Fernando II de Austria (1529-1595) tenía en el castillo de Ambras, cerca de Innsbruck y que, entre otros objetos únicos de gran valor, poseía la famosa “Saliera” de Benvenuto Cellini, que ha sido avaluada en más de 50 millones de euros. En esta época comenzó a usarse la palabra “Museo” en un sentido más moderno, para definir un lugar donde se encontraba una colección privada abierta al público, que estaba compuesto más bien por un grupo restringido de personas (estudiosos, otros coleccionistas, amistades de la nobleza).

Posteriormente, durante el siglo XVIII, los Museos se pusieron al día con las ideas de la Ilustración y pasaron a ser las instituciones democráticas que conocemos actualmente, cuando muchas de las colecciones privadas pasaron a ser públicas. Tal es el caso del Museo Británico que abrió sus puertas en 1759 y la Galería de los Uffizi en 1765, que contienen colecciones clasificadas de objetos valiosos y únicos -hoy llamados “bienes culturales”- que las exhiben para ser visitados por el público general. Desde entonces hasta el siglo XX, solo se podía visitar esta tipología, llamada exposiciones reales, en el sentido que el público podía percibir el objeto verdadero, tangible y tener la experiencia estética frente a la obra real.

Más tarde, durante el siglo XX, los Museos nuevamente se aggiornaron y acogieron la tecnología, lo cual trajo consigo la clasificación digital de las colecciones, el desarrollo de la investigación con instrumentos de alta precisión y las exposiciones virtuales, que consisten en realizar una visita online para apreciar los objetos fotografiados o digitalizados que son exhibidos en 360 grados y que pueden ser vistos desde cualquier parte del mundo a través de un computador o celular. De esta manera, internet nos ha abierto las puertas de los más diversos museos del mundo, lo cual ha permitido que hoy sean visitados más que nunca antes en la historia.

Actualmente, en el siglo XXI, podemos apreciar una nueva tipología: la exposición inmersiva, que después de 2020 ha tenido un desarrollo exponencial en Chile y el mundo. Consiste en ofrecer una experiencia visual, espacial y auditiva con la máxima calidad que nos ofrece la tecnología. Por lo mismo, también se le llama experience, porque el público tiene la experiencia de sumergirse en el mundo creativo del artista. Es así como podemos visitar una exposición y sentirnos inmersos en una atmósfera donde vemos una obra de arte reproducida ad infinitum y luego otra con dimensiones gigantescas que van desde el piso hasta el cielo en los cuatro muros de la sala, de manera tal que, como espectadores, quedamos envueltos por la obra que nos transmite su temple de ánimo. Si a ello sumamos la experiencia auditiva de una pieza musical o de una voz en off que lee escritos del artista, la experiencia se vuelve muy intensa, porque las impresiones se suman y potencian entre sí.

He conversado con diferentes personas sobre este tema. Las más conservadoras, prefieren las exposiciones reales y las más modernas, se inclinan por las inmersivas. Ninguna posición es mejor que la otra, pues se trata de sensibilidades y gustos personales, que siempre son subjetivos. Lo importante, es que en ambas podemos reflexionar acerca de la condición humana, ampliar nuestro horizonte cultural y tener la experiencia estética que nos regala el arte.

Galería de imágenes


Wunderkammer Siciliana (Siglo XVII)
Wunderkammer Siciliana (Siglo XVII)
Salero de Benvenuto Cellini
Salero de Benvenuto Cellini
Galería de los Uffizi, Florencia
Galería de los Uffizi, Florencia
Exposición real en la Galería de la Academia, Florencia
Exposición real en la Galería de la Academia, Florencia
Exposición inmersiva Mosaico, Museo Artequín, Santiago
Exposición inmersiva Mosaico, Museo Artequín, Santiago