LA PÉRGOLA DE LAS FLORES

Más que una comedia musical, la obra se transformó en un símbolo de la memoria urbana y popular de Santiago. Inspirada en la lucha de las floristas por conservar su espacio frente al avance de la modernización, el trabajo de Isidora Aguirre mezcló música, humor y crítica social, marcando para siempre la historia del teatro chileno.

La historia del teatro chileno tiene un antes y un después del 9 de abril de 1960. Esa noche, en la Sala Camilo Henríquez del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, debutó La pérgola de las flores, comedia musical escrita por Isidora Aguirre y musicalizada por Francisco Flores del Campo. Bajo la dirección de Eugenio Dittborn, la obra mezcla humor, crítica social e identidad popular. Se convirtió rápidamente en un fenómeno cultural sin precedentes: casi mil funciones en su primera temporada, giras internacionales y una vigencia que aún hoy la mantiene como referente del patrimonio escénico nacional.

Pero los orígenes de este montaje se remontan a varias décadas atrás, cuando en pleno centro de Santiago, junto a la Iglesia de San Francisco, se levantó una pérgola donde mujeres, en su mayoría de sectores populares, vendían flores a los transeúntes. 

La historia de esa pérgola va de la mano con la transformación del centro de la ciudad y sus alrededores. Fue en 1910, cuando la Municipalidad de Santiago dispuso de mesones y un espacio apropiado para las floristas en la Alameda, institucionalizando una práctica que ya formaba parte de la vida urbana. Más tarde, en 1927, por incentivo del entonces ministro de Hacienda, Pablo Ramírez, se impulsó la construcción de una pérgola sólida, con pilares y puestos establecidos, convirtiéndola en un ícono del centro capitalino, que consolidó el espacio como un punto de encuentro urbano cargado de simbolismo

Sin embargo, el 14 de abril de 1948, bajo el gobierno de Gabriel González Videla se iniciaron proyectos de modernización de las calzadas del centro de Santiago, debido al crecimiento acelerado hacia la Alameda. Convertida en eje central del proyecto urbano, la transformación de la calzada llevó a la demolición de la pérgola y al traslado de las floristas a la ribera norte del río Mapocho.

El ensanche de la calzada buscaba dar fluidez al tránsito vehicular y responder a la modernización y al crecimiento acelerado de la capital. Este proceso marcó a la ciudad, pues no solo perdió un punto de encuentro tradicional como la pérgola, sino que también evidenció el choque entre la memoria popular y los proyectos de renovación, un conflicto que años después se transformó en el corazón de la obra de Isidora Aguirre.

ORÍGENES

La idea de llevar la pérgola al teatro apareció en 1956, cuando el director Domingo Tessier propuso una comedia musical en torno al emblemático mercado de flores. El proyecto pasó por varias manos —entre ellas Sergio Vodanovic y Santiago del Campo— y tuvo un intento fallido en el Teatro Experimental de la Universidad de Chile (TEUC) en 1958. Fue recién en 1959 cuando el TEUC, dirigido por Eugenio Dittborn, retomó la iniciativa y convocó a Isidora Aguirre.

La dramaturga investigó archivos municipales, revisó revistas de época y entrevistó directamente a las floristas antes de construir el guión definitivo. Eligió ambientar la historia en 1929, en un Santiago tensionado entre modernización y tradición. 

LA PÉRGOLA DE LAS FLORES

La trama se sitúa en 1929, en la pérgola frente a la iglesia de San Francisco. Allí trabajan Rosaura, Ramona, Charo y otras floristas, acompañadas de diversos oficios populares. La historia comienza con la llegada de Carmela desde San Rosendo, una joven inocente que despierta el amor de Tomasito, hijo de Ramona.

El conflicto central surge cuando se anuncia la demolición de la pérgola, como parte de un plan de ensanchamiento de la Alameda promovido por Pimpín Valenzuela, con el respaldo de su madre, Laura Larraín, y el apoyo del alcalde Alcibíades. Para evitarlo, las pergoleras se organizan, buscan el apoyo de estudiantes y persuaden a Carmela de acercarse a Carlucho, hijo del alcalde. Sin embargo, tras ser seducida y humillada por él, la situación desencadenó enfrentamientos entre los distintos personajes y parece sellar el destino del emblemático lugar.

Finalmente, cuando todo parece perdido, el alcalde anuncia la postergación del proyecto se pospone por quince años y que Valenzuela será destinado a trabajar en el Metro. De este modo, la pérgola se salva y los personajes celebran el triunfo colectivo, coronado además por el amor correspondido entre Carmela y Tomasito.

Con este desenlace, Isidora Aguirre elige un final esperanzador, acorde al género de la comedia musical, sin renunciar a su mirada crítica sobre la desigualdad social y reafirmando el valor de la voz popular.

  • UNA OBRA ÚNICA

  • Uno de los elementos que explican el éxito de La pérgola de las flores es su música. El compositor Francisco Flores del Campo combinó melodías folclóricas con ritmos urbanos de moda. Incluyó valses como Yo vengo de San Rosendo y Campo lindo, cuecas como La revuelta, además de una habanera y varias tonadas que quedaron grabadas en la memoria colectiva. La mezcla resultó accesible para todo público y, al mismo tiempo, sofisticada en términos de composición, logrando un equilibrio entre lo culto y lo popular.El estreno fue un verdadero acontecimiento. La función inaugural de 1960, dedicada especialmente a las floristas, conmovió al público y dio inicio a una serie de representaciones sin precedentes en la historia del teatro chileno. Poco después del estreno, el sello Philips grabó un disco con el elenco original y, en 1961, la compañía viajó a Europa para presentarse en el Teatro Español de Madrid. La crítica internacional la comparó con la zarzuela y, al mismo tiempo, destacó su carácter renovador y profundamente local. En 1964 la pieza fue llevada al cine en una coproducción argentino-española protagonizada por el cantante y actor chileno Antonio Prieto y Marujita Díaz. En las décadas siguientes, Eugenio Guzmán mantuvo la dirección, aunque con cambios en el elenco original. En 1996 ocurrió uno de los grandes hitos del montaje: la dirección de Andrés Pérez (La Negra Ester, El desquite), quien le dio una estética y un énfasis distintos a las versiones anteriores. Durante los años 2000, distintos conjuntos teatrales continuaron interpretándola; en 2002, por ejemplo, Carmen Barros —la actriz que encarnó a Carmela en 1960— dirigió una de las últimas grandes temporadas de "La pérgola de las flores".La Pérgola de las Flores llevó al teatro la resistencia de las floristas frente a la modernización urbana, reflejando la migración del campo a la ciudad, mostrando el contraste entre el pueblo y la élite, y simbolizando la creciente tensión entre la tradición y la modernidad. Más de seis décadas después, la obra se transformó en un pilar del patrimonio cultural chileno y una prueba de cómo las voces populares forman parte esencial de la historia teatral del país.
CRONOLOGÍA
  • 1910: El alcalde de Santiago otorga mesones a las floristas
  • 1927: Se construye la pérgola junto a la Iglesia de San Francisco.
  • 1929: Año en que se ambienta la obra.
  • 1948: La pérgola es demolida; las floristas son trasladadas al Mapocho (14 de julio).
  • 1956: Domingo Tessier propone la idea de una comedia musical.
  • 1959: El Teatro Ensayo de la Universidad Católica (TEUC) impulsa el proyecto bajo la dirección de Eugenio Dittborn.
  • 1960: Estreno oficial en el Teatro Camilo Henríquez (9 de abril).
  • 1960: El sello discográfico Philips publica el disco de larga duración, con el elenco original de la obra musical
  • 1961: Gira internacional con temporada en Madrid.
  • 1965: Estreno cinematográfico.
  • 1983–2002: Reestrenos notables en Caupolicán, Estación Mapocho y bajo la dirección de Carmen Barros.
  • 2011: Fallece Isidora Aguirre, creadora de la obra

BIBLIOGRAFÍA

 

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