Violeta de Chile

Por María Laura Peña Nacrur

Mujer multifacética, su necesidad por crear la lleva a manifestarse en diversos ámbitos artísticos; música, décimas, artes plásticas, en cada una de ellos logra sobresalir, ser exitosa y reconocida en el mundo entero, pero principalmente en Europa a donde lleva las tradiciones de un país, que no logra reconocer sus propias riquezas culturales y que en un principio tampoco la reconoce, como una de sus principales figuras culturales.

De San Carlos a Europa, sin estudios formales, pero con años de recopilación in situ de nuestras tradiciones, con el folclor de Chile y su perseverancia como aval. Sus cartones, maderas prensadas pintadas, esculturas de alambres torcidos, papel mache, mascaras de semillas y arpilleras, mal vistas por los chilenos, incomprendidas, discriminadas llegan hasta el Pabellón de las Artes Decorativas del Museo del Louvre, en Paris. Un tapaboca para todos aquellos que la miraron en menos por ser cultora del folclor, por no tener estudios universitarios, por ser una campesina. Pero es Violeta Parra y no el resto, quien logra darle un nombre a Chile, a sus tradiciones y cultura en el mundo, sin ayuda, sin favores.

Son su voluntad, su determinación, cualidades de su compleja personalidad que la llevan a lograr sus objetivos. Se habla de su intranquilidad frente a la vida, de sus ganas de ser más que una simple dueña de casa, sus anhelos van mas allá de criar a sus hijos, tener una casa y un marido; la búsqueda de su propia satisfacción y necesidades, de aprender, de enseñar, de difundir, lo que ante sus ojos es esencial, la hacen romper con lo socialmente establecido e iniciar su búsqueda por Chile. Canto a lo humano y a lo divino, velorio del angelito, tradiciones populares y religiosas; folclor perdido por los rincones de Chile, Violeta se reencuentra, aprende y rescata.

Mujer vanguardista, cría a sus hijos, trabaja, viaja, recopila, crea, hace un sinfín de actividades en un momento en que las mujeres no se podían desarrollar mas allá de sus casas. No le teme a la vida, ni a la precariedad, ni a las faltas; su niñez le entrego las herramientas necesarias para aprender a sobreponerse a las dificultades, así como también las bases de lo que mas tarde seria su más grande legado, su pasión por el folclor y las tradiciones chilenas.

Crítica de las injusticias sociales, defensora de las causas poco justas, obreros, campesinos, indígenas, estudiantes y mineros forman parte de su bandera de lucha y son una temática constante en su obra. Resulta sorpréndete darse cuenta que estos temas aún, más de 40 años después, siguen latentes en nuestra sociedad.

 

Apasionada, nada frena su necesidad de expresión, su gusto por crear, si no existe el material adecuado para trabajar, qué importa, si el mejor soporte pictórico o un pedazo de cholguán son iguales ante ella, lo importante es expresar. Así mismo ocurría con sus bordados, la mayoría hechos sobre arpilleras, pero un par de ellos terminaron siendo bordados sobre una tela cualquiera, se dice que desde sábanas hasta cortinas fueron utilizadas para poder “bordar sus canciones”.

Es su perseverancia, la que la lleva lejos. Lucha hasta conseguir lo que desea, es así como para Violeta nada parece imposible. Conocida es la anécdota de un paseo por Paris con Alejandro Jodorovsky, cuando pasan frente al Museo de Louvre, ella le dice que algún día expondrá ahí (1956). Esta determinación frente a lo que desea, la lleva hasta el Louvre con su obra plástica, y aunque existen muchos comentarios mal intencionados frente a su exposición; porque llegó tocando la puerta, porque en primera instancia se le dijo que no, ella siguió en su lucha y gracias a su propio esfuerzo logra ser la primera mujer latinoamericana en exponer en tan importante escenario, el que la lleva a compartir con grandes personalidades internacionales y se transforma en una oportunidad para que su obra siga siendo difundida en Europa. Ninguno de estos logros genera mayores cambios en la manera que tiene Violeta de llevar su vida. Su tesón, humildad y fe en sí misma, engrandecen su figura y deberían de ser un ejemplo a seguir.

La humildad y austeridad marcan su vida, no le interesan los éxitos materiales, vive con lo justo y necesario, sus recompensas van ligadas al contacto con la tierra, con su raíces, con la gente. Sus aspiraciones pasan por entregarle a Chile su trabajo, porque como ella misma repitió a sus hijos “esto no es para ustedes, es para el pueblo de Chile”. A su vuelta de Paris, en el año 1965, Violeta se instala en su carpa en La Reina, busca crear un gran centro cultural, estar cerca de las personas, pero no existe un interés constante por parte de la gente y los problemas en torno a la carpa empiezan agobiarla. Una de las pocas veces que la carpa se llena por completo, es para su funeral, cuando ya es demasiado tarde.

Todas las cualidades, características y vivencias de Violeta Parra, se terminan de plasmar en su obra plástica, que dentro de sus expresiones artística es la menos conocida. Este aspecto creativo de Violeta se convierte en un gran eje dentro de su desarrollo artístico, ya que como ella mismo dijo “borda sus pesares y pinta sus tropezones”. En lo que respecta a su obra podríamos decir que es una de las más representativas y autenticas de Chile, debido a la poca influencia formal e internacional que había tenido Violeta -hasta ese minuto- sus vueltas por el territorio nacional hacen de esta obra un reflejo propio de nuestra realidad, siempre desde su particular perspectiva. La utilización de los mismos colores -siempre usando de base el colorido mapuche- y una iconografía constante en varias de sus obras -especialmente en sus oleos y arpilleras- nos entregan un lenguaje con el cual a la larga podemos terminar “leyendo” las historias relatadas, de esta manera, al igual que en sus canciones es fácil, comprender sus sentimientos y generar un lazo con su obra.

La temática de su obra concentra tres eje principales: su vida (fiestas, recuerdos de niñez, espiritualidad), critica social y su vinculación con la historia y tradiciones chilenas. Estos tres ejes tienen mucha importancia y reflejan de cierta manera su visión de la vida, podríamos decir que cada obra nos entrega una parte de Violeta y nos llevan a conocerla y apreciarla aun más.