Momias Chinchorro: PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Preservando a los seres queridos

Celebrando la reciente declaratoria por parte de UNESCO de las Momias Chinchorro como Patrimonio de la Humanidad, destacamos este artículo en el cual el arqueólogo Ignacio Velasco nos entrega las claves de su historia, su forma de vida y sus técnicas de momificación. “Los Chinchorro desarrollaron una notable técnica de preservación de sus seres queridos, que significó una alta habilidad manual y un aprovechamiento de los recursos de la naturaleza”, señala Velasco.

Con más de 3.000 años de antigüedad, muy anteriores a las famosas momias egipcias y ubicadas en el sitio natural donde fueron halladas, las Momias Chinchorro reúnen varios puntos a favor de su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad.

El posicionamiento logrado en las últimas décadas en el ámbito científico mundial, y su difusión a través de publicaciones y programas internacionales, han ayudado a generar un inédito interés hacia estos impresionantes vestigios humanos, cuyo estado de conservación sorprende al mundo entero, así como el despliegue técnico en función de una tradición funeraria que evidencia un gran desarrollo cultural y espiritual.

Descubridor alemán

La literatura arqueológica comienza a conocer a los chinchorro a principios del siglo XX cuando el investigador alemán Max Uhule descubre los primeros indicios de sus cementerios en la playa chinchorro de Arica. Uhle les dio el nombre de aborígenes de Arica a estos tempranos pescadores que habitaron la costa árida del desierto de Atacama desde el puerto de Ilo, al sur del Perú, hasta Antofagasta en Chile, cubriendo una distancia de cerca de 900 kilómetros (entre los paralelos 17º y 24º de latitud sur y 70 a 71 de longitud oeste).

Las investigaciones y nuevos descubrimientos de cuerpos Chinchorro no cesaron desde aquel año de 1917, y sucesivamente diversos estudiosos han nombrado a este grupo humano bajo nombres tan diversos como Primer y Segundo Período Precerámico (Bird en 1946); Complejo El Patillo (Schaedel en 1957); Chinchorro (Dauelsberg en 1963); Complejo Chinchorro (Núñez en 1965); Tradición Chinchorro (Rivera en 1975); Complejo Cultural Chinchorro (Bittmann y Munizaga en 1976); Cultura Chinchorro (Alvarez en 1961); Complejo Camarones (Llagostera en 1992) y Complejo Quiani (Llagostera en 1992).

Sea como fuere la clasificación y nomenclaturas, existe consenso en señalar el extraordinario valor científico y artístico que representan los cuerpos Chinchorro, que por su particular tratamiento funerario y la antigüedad de tal práctica, se han incorporado como únicos en la arqueología mundial.

Gente del mar

No se sabe con certeza de dónde provienen estos grupos de pescadores precerámicos y premetalúrgicos. Investigadores como Mario Rivera ubican su origen en el Amazonas. Otros hablan de un origen costero, en el sur del Perú, y hay quienes señalan que provendrían del actual Altiplano Chileno. Su antiguo asentamiento en el área de Arica-Camarones, responde a un ecosistema abundante en peces, mariscos, aves, camélidos, agua dulce y un clima templado y seco que facilitaron el poblamiento de los Chinchorro.

Tuvieron éstos una existencia marítima sedentaria, reflejada en la formación de viviendas y poblados con estructura permanente, y explotaron los recursos marinos todo el año. Sin embargo, se han encontrado escasas evidencias de sitios habitacionales Chinchorros, probablemente destruidas por el intenso oleaje del mar que durante miles de años actuó implacablemente, o bien se encuentran estos sitios cubiertos por la actual ciudad de Arica emplazada sobre múltiples cementerios y evidencias Chinchorro.

La cultura Chinchorro fue una sociedad pequeña de cazadores y recolectores que basaron su subsistencia en el litoral marino, rico en mamíferos acuáticos y aves, y las desembocaduras de ríos desde donde extraían agua dulce y plantas como junquillos, los que utilizaban para hacer esteras y cordeles. Su tecnología asociada a las labores de pesca, caza y recolección no destaca por
su gran complejidad, si por su sofisticación y especialización, reflejada en casos de plomadas, anzuelos de cactáceas y conchas de choro zapato y de espinas vegetales

Las excavaciones y análisis de restos de fauna encontrados en conchales Chinchorro han determinado que la mayor parte de sus recursos alimenticios provenían de la pesca, de la recolección de moluscos y de la caza de aves costeras y lobos marinos. Sólo eventualmente consumían mamíferos terrestres de los valles de ríos cercanos, que cazaban mediante lanza dardos o estólicas, y harpones con cabezales desprendibles.

Una manera de comprobar el vínculo de los chinchorro con el litoral marítimo es el estudio de sus huesos craneanos donde se ha detectado la presencia de exostosis auditiva externa, patología del oído asociada al buceo en aguas frías. El estudio de su dentadura indica desgaste severo (por presencia de arena) y ausencia de caries.

Convivencia armónica

La condición política de los Chinchorro era simple, quizás generada por la abundancia de recursos y baja densidad poblacional. Esta combinación de factores debió evitar los conflictos y competencias entre los grupos Chinchorro, situación que inhibió la conformación de estratos sociales y de organizaciones directivas. ¿Y qué decir de sus contactos con el exterior? Existen evidencias de intercambios esporádicos de productos con grupos distantes al litoral costero. Así se han encontrado en sitios Chinchorro herramientas de influencia foránea (puntas romboidales); pieles de camélidos y de ñandú; plantas tropicales (mucuma elíptica), y plumas de aves tropicales que testifican sus contactos con el altiplano e inclusive áreas del Amazona.

Muy a pesar de estos desplazamientos, la condición de sedentarismo explicaría el mayor tiempo dedicado a las materias espirituales, elemento clave para entender la admiración generada por esta cultura, y asociada íntimamente a la preservación de sus muertos a través de la práctica de momificación.

Más antiguas que las egipcias
Sin duda las momias más famosas del mundo son las del Antiguo Egipto (3150 a.C. – 395 d.C.) cuerpos de dignatarios y de animales (gatos, perros) donde se removían los órganos internos (cerebro, pulmones e intestinos) para rellenarlos con natrón o “sal divina”, una sal desecante que se encuentra en la ribera del río Nilo. Estos cuerpos luego eran cubiertos con bálsamos y telas de nilo.

Muchos milenios antes que los Egipcios los Chinchorro realizaron un complejo proceso de momificación artificial que les ha valido el concepto de ser las momias más antiguas del mundo. Dicha practica comenzó hacia el 5000 a.C., y se prolongó por largos 4000 años, período en el cual los cambios se demostraron muy lentamente.

Tecnología diversa
La momificación o desecación de los cuerpos puede ser el resultado de un proceso natural, como en el caso de la momia del niño del Cerro El Plomo, encontrada por arrieros en el año 1954 y que corresponde a un sacrificio Inca de altura; o el caso del Hombre de Cobre correspondiente a un minero del Siglo VII d.C. en las inmediaciones de Chuquicamata; y la muy conocida
momia en nuestro país denominada “Miss Chile”, conservada por el proceso de salinidad del desierto de Atacama.

Del total de momias Chinchorro encontradas y estudiadas por el mundo científico (alrededor de 300), un equivalente a un 47% corresponde a momias naturales encontradas preferentemente en los sitios El Morro y Camarones. Se trata de cuerpos preservados en el desierto de Atacama, en una región árida de alta sequedad y donde las sales del desierto actúan como preservantes retardando la descomposición. Los enterraban en posición extendida, de espaldas, envueltos en esteras vegetales y pieles de camélidos.

Estos cuerpos se encontraron asociados a objetos de uso habitual como implementos de caza o pesca.

El restante 53% de momias Chinchorro estudiadas corresponden a las de tratamiento artificial o tratamiento intencionado, que están clasificadas por el Dr. Bernardo Arriaza en momias negras (fechadas por radiocarbono entre los años 4000 al 2800 a. C.), las más elaboradas de todas; las momias rojas de menor sofisticación y más actuales (fechadas cerca del 2500 al 1500 a. C aproximadamente); las momias vendadas (sin fecha radiocarbónica) y las momias con pátina de barro (sólo duraron un par de siglos, desapareciendo cerca del año 1700 a. C.)

Respecto a las momias negras la manera de su preparación consistía en que se desarticulaba el cuerpo muerto completamente para luego extraerles los órganos y musculatura. Posteriormente rearticulaban el esqueleto reforzándolo con una estructura interna de maderas en sentido longitudinal y esteras, los que embarrilaban con cuerdas de totora conseguidas de áreas pantanosas de la zona. Rellenaban también las cavidades del cuerpo, incluidos el cráneo y el tronco con ceniza y vegetales secos. El cuerpo luego se modelaba con una pasta de ceniza para acabarlo con la colocación de la piel del propio occiso o la piel de animales. Se le adornaba la cabeza con una peluca de pelo negro y se pintaban sus cuerpos con pintura de manganeso (color negro-azulado) material extraído de las playas cercanas a la ciudad de Arica.

Las momias rojas son técnicamente más simples que las negras y coincidían en la extracción de órganos, parte de la musculatura y el cerebro. Introducían maderos delgados debajo de la piel del cadáver, un madero para cada extremidad y columna vertebral. Una vez secados los cuerpos eran rellenados con plumas de aves marinas, vegetales secos, tierra y piel de guanaco o vicuña. Rellenaban la cabeza con parecidos materiales a la que agregaban una peluca negra hecha de cabellos humanos. Las incisiones se practicaban con objetos punzantes como espinas vegetales e hilo de pelo humano. Finalmente se pintaba el cuerpo con ocre rojo, quedando a excepción del rostro y cabello (de color negro) una pieza completamente artística.

Las momias con vendajes son una variación de las momias rojas donde su diferencia principal radica en que la piel era repuesta en forma de vendajes, probablemente para algunos casos con piel de pelícano, y pintada de rojo.

Finalmente, existieron las momias con pátina o capa de barro que resultaba ser una modalidad de momificación en que impregnaba en el cadáver una mezcla de tierra y arcilla, más un aglutinante proteínico como el caso de sangre de lobo marino, aves, humanos o camélidos e inclusive huevos. Estas momias no muestran evidencias del uso de madera para reforzar el cuerpo.

Cualquiera fuera la época o lugar, los Chinchorro desarrollaron una notable técnica de preservación de sus seres queridos. Significó una alta habilidad manual y un aprovechamiento de los recursos de la naturaleza expresados en la preparación de pigmentos, y en la fabricación de objetos utilitarios vinculados a la momificación. Este rito mortuorio que fue aplicado entre los

Chinchorro para honrar a todos sus individuos (hombres, mujeres, niños e inclusive fetos), significó probablemente un elemento de cohesión social, sólo explicable en la larga continuidad de dicha práctica cultural, y además evidencia un alto valor simbólico, espiritual y artístico ya que las momias eran tratadas no sólo para la eternidad del individuo (cuerpo y alma), sino también para la continuidad del grupo.