PATRIMONIO DE LAS ARTES VISUALES: PEDRO LIRA, EL GRAN IMPULSOR DEL ARTE DECIMONÓNICO

 

Por Gustavo Olave

Si hablamos de pintura chilena del siglo XIX es imposible eludir la prominente figura de Pedro Lira. Este prolífico artista no sólo destacó por su gran talento y la calidad de sus lienzos, sino también por sus grandes aportes a la escena artística chilena. Organizó concursos pictóricos y, mediante escritos críticos y clases universitarias, ayudó a que jóvenes pintores desarrollaran su trabajo, abandonando así el anquilosado arte academicista imperante en la época. Empezaba, de esta forma, una nueva y osada etapa para la producción estética en Chile.
Pedro Lira nace en Santiago el 17 de mayo de 1845 en el seno de una familia acomodada. Desde pequeño recibe una educación muy completa y, como muchos artistas chilenos, demuestra un gran talento para la pintura. Paralelo a sus estudios en el Instituto Nacional el futuro artista participa en exposiciones de pintura menores, cosechando favorables reseñas. Sin embargo, su familia no veía con buenos ojos esta faceta y, de esta forma, Pedro ingresa a estudiar Leyes en la Universidad de Chile al mismo tiempo que asistía a la Academia. Una vez titulado se mete de lleno en el mundo del arte.
Además de desarrollar su carrera como pintor, Lira crea una sociedad artística con Luis Dávila con la cual los dos amigos organizan tres exposiciones. Poco tiempo después se casa con Elena Orrego Luco, mujer con la cual tiene tres hijos. En 1873 viaja junto a su esposa y su cuñado a París, ciudad en que puede apreciar de primera mano la obra de muchos de sus artistas predilectos. En el Viejo Continente su estilo experimenta una fuerte evolución, evidenciando su contacto con corrientes pictóricas como el realismo y, posteriormente, el revolucionario impresionismo. Expone con gran éxito en los salones más importantes de la Ciudad Luz y, periódicamente, envía algunos de sus lienzos a Chile.
1882 marca el regreso definitivo a su patria, en la cual, rápidamente, Pedro Lira se erige como una de las figuras más prominentes de la escena artística nacional. Dos años después de su llegada a Chile el artista organiza, junto a otros compañeros de oficio, la primera exposición artística del país conformada únicamente por obras de creadores nacionales. Con posterioridad funda la “Unión Artística” cuyo objetivo era apoyar la emergente escena pictórica que se estaba gestando en el país. En 1889 pinta una de sus mejores obras, la monumental “Fundación de Santiago”, pintura que gana el Segundo Lugar en la Exposición Universal de París del mismo año.
El fin de la devastadora Guerra Civil trajo consigo grandes cambios en muchas áreas y el ámbito de la cultura no fue la excepción. En 1892 Pedro Lira es nombrado director de la Escuela de Bellas Artes a los 47 años y es, gracias a este eminente cargo, que Lira pudo ejercer una gran influencia en sus alumnos, quienes lo consideraban un profesor cercano y un verdadero guía.
Igual de valiosa que su figura como docente fue su labor crítica. Sus escritos aparecieron en publicaciones tan prestigiosas como la “Revista de Santiago”, los “Anales de la Universidad” y el “Correo Literario”. Si bien en un principio Lira proponía un arte controlado por normas claras y absolutas, muy cercanas a los cánones que privilegiaban al detalle naturalista, con el tiempo, y debido a su estancia en Europa, el pintor empieza a darle mayor importancia a la libertad creativa del artista y su capacidad de innovar estéticamente hablando.
Pedro Lira fue un artista sumamente prolífico, llegando a pintar aproximadamente 500 obras, las cuales tratan temas muy dispares, los cuales van desde eventos históricos a retratos, pasando por paisajes y relatos mitológicos. La evolución de su trabajo y los motivos que pintaba fueron de la mano con su crecimiento como escritor teórico.
Lira siguió pintando y exponiendo cuadros hasta el final de sus días, a la par que continuaba participando activamente de la actividad cultural del país. El respetado e influyente pintor muere el 20 de abril de 1912, a los 66 años de edad aquejado desde hace tiempo por una aguda diabetes. Sus funerales fueron de carácter privado y unas semanas después se realizó un homenaje en la Escuela de Bellas Artes. Dejó tras de sí un gran legado que abarcó al arte chileno tanto práctica como teóricamente, influyendo en críticos y pintores por igual. Pocos artistas chilenos han influido tanto en el ambiente cultural nacional como lo hizo Pedro Lira y la huella que éste dejó es imborrable.

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La fundación de Santiago, 1888
La fundación de Santiago, 1888
En la Quinta Normal, 1908
En la Quinta Normal, 1908