PATRIMONIO DE LAS ARTES VISUALES: GRACIA BARRIOS

Por Gustavo Olave Dervis, Licenciado en Historia y Teoría del Arte

De entre la vasta gama de talentosos artistas chilenos que desarrollaron su obra en pleno siglo XX la pintora Gracia Barrios destaca como una de las mejores exponentes de la pintura nacional y latinoamericana. Sus lienzos se caracterizan por el uso de diversas técnicas y materiales: además del óleo Gracia Barrios trabajó con elementos inusuales en la pintura de caballete como lo son la arcilla y la tierra.

Su amplio y variado legado visual está cargado de un profundo interés por el ser humano y la sociedad en la que se inserta, enfocándose especialmente en su sufrimiento y sus problemas. En cuanto a las características de su obra, ésta posee en un inicio fuertes rasgos figurativos, los cuales iría abandonando progresivamente para volcarse al terreno de la informalidad y la abstracción, en especial después de ingresar la artista al Grupo Signo.

Gracia Barrios Rivadeneira vio la luz un 27 de junio del año 1927 en Santiago de Chile. Desde pequeña, se ve inmersa en el mundo de las artes, teniendo como padres al Premio Nacional de Literatura Eduardo Barrios y a Carmen Rivadeneira, exhimia pianista. Siendo aún muy joven, la futura Premio Nacional de Artes toma clases de pintura con Carlos Isamitt, para luego, una vez mayor, continuar sus estudios en la Escuela de Bellas Artes, institución donde se educa bajo la batuta de profesores de la talla de Augusto Eguiluz, Carlos Pedraza y Pablo Burchard. Éste último ejercería una enorme influencia en su obra.

Fue en su época de juventud que Gracia Barrios conoció a su futuro esposo y padre de su hija, el también pintor José Balmes. En los años 40 ingresa al llamado Grupo de Estudiantes Plásticos, integrado por alumnos de la Universidad de Chile, el cual pugnaba por una renovación de las prácticas y políticas del ambiente educativo artístico en el país. En 1953 da inicio a su labor como docente, ocupación que seguiría ejerciendo hasta 1973.

A inicios de los años 60 inicia su militancia en el Grupo Signo, colectivo que, además de buscar renovar la pintura en Chile, exigía al medio artístico una mayor injerencia en el ámbito político. Este grupo trascendería fronteras, llegando sus miembros a exponer sus trabajos en distintos países de Europa. Fiel a su creencia de un arte comprometido con la realidad política de la sociedad chilena, Gracia Barrios participó enérgicamente en las transformaciones culturales del Chile de finales de los sesenta y principios de los setenta.

Conocida es la amistad que compartió junto a su esposo con el presidente Salvador Allende, relación afectiva que derivó en una intensa colaboración en diversos aspectos de la actividad política y cultural del país. Todo esto acabaría abruptamente el 11 de septiembre de 1973 con la llegada de Augusto Pinochet al poder, situación que obliga a Gracia Barros y su familia a abandonar Chile, radicándose de esta forma, junto a José Balmes y su hija Concepción, en Francia.

Es durante este exilio que Gracia Barrios y su esposo forman parte, junto a José García, José Martínez y Guillermo Núñez, de la Brigada Luis Corvalán, grupo que realizó numerosos murales en países como Holanda, Alemania, Italia y Francia. Luego de muchos años radicada en Europa, a mediados de los años 80 regresa a Chile, donde continuó pintando intensamente. Además de su trabajo como artista, retoma sus labores como docente en la Universidad Católica y en la Universidad Finis Terrae. Recibe merecidamente el Premio Nacional de Artes Plásticas de Chile en 2011.

Poco tiempo después de ser condecorada con este importante reconocimiento Gracia Barrios empieza a sufrir los aquejamientos propios de la edad, motivo que la obliga a abandonar la pintura. Muere el 28 de mayo de 2020 y es sepultada en el cementerio de El Totoral, junto a su esposo. Reconocida tanto en Chile como en el extranjero, la obra de Gracia Barrios sigue siendo una parte importante del desarrollo de las artes en nuestro país. La calidad visual de sus pinturas, así como su fuerte componente humano, hacen de su trabajo un punto ineludible de la producción estética latinoamericana.

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