PATRIMONIO DE LAS ARTES VISUALES: CELIA CASTRO

Seguimos destacando el influjo femenino en las artes visuales chilenas, esta vez con la primera artista profesional de Chile, Celia Castro, quien junto a las hermanas Mira y la escultora Rebeca Matte, irrumpe en el primer plano de la escena local de mediados
del siglo XIX.

Por Gustavo Olave Dervis
Licenciado en Teoría e Historia del Arte

En una sociedad patriarcal dominada por una fuerte presencia masculina como era el Chile de la segunda mitad del siglo XIX, resulta extraña y sorpresiva la aparición de una mujer que triunfe en dicho escenario. Este es el caso de Celia Castro quien, junto a las hermanas Mira y la escultora Rebeca Matte, fue una de las principales promotoras de una mayor presencia femenina en el campo de las artes en Chile.

Nacida en el año 1860 en Valparaíso, desde pequeña Celia siempre demostró una gran habilidad para el dibujo y la pintura. Manuel Antonio Caro, uno de los máximos representantes del realismo academicista en Chile, quedó sorprendido al ver la obra
pictórica de la porteña y le recomendó encarecidamente que cursara estudios de Bellas Artes. Es así que la artista viaja a la capital para ingresar en la Academia de Pintura, convirtiéndose de esta forma en la primera mujer en estudiar artes visuales de manera profesional en nuestro país.

Luego de cursar sus estudios con profesores tan destacados como Pedro Ohlsen y Pedro Lira, Celia Castro debuta en el Salón Oficial de 1884 con su famosa obra Las playeras, la cual le ganó el respeto de la crítica especializada y de los asistentes al evento. Luego de esto viaja a Francia, país en el que amplía y mejora sus aptitudes. Poco tiempo después de volver a su patria, en el año 1904, el gobierno la beca para que continúe sus estudios artísticos en Europa, lo que la convirtió en la primera mujer becada para realizar dicho viaje. Es en esta segunda estancia en el Viejo Continente que Celia consolida su técnica y encuentra un estilo más personal que la aleja de la anquilosada tradición académica chilena.

Posteriormente, en 1907, regresa a Chile para pasar sus últimos años en dicho país. Celia Castro muere el 19 de junio 1930 luego de haber alcanzado el reconocimiento nacional e internacional en el ámbito de las artes plásticas.

Su pintura, que abarca paisajes, retratos y naturalezas muertas, entre otras temáticas, se caracteriza por un hábil uso de los tonos grisáceos, los cuales les brindan a sus cuadros un estilo único y los impregna de un aura de melancolía muy bien logrado. Sin embargo, esta melancolía se ve aderezada por una cierta calma, calma que Celia Castro logra transmitir al eventual espectador.

Nos encontramos, de esta forma, en las antípodas de la alegría desbordante de los cuadros del impresionista francés Pierre-Auguste Renoir o de las icónicas pinturas de Monet. Sin ir más lejos de nuestro país, se evidencia un gran contraste entre la esmerada y trabajada pintura grisácea de Celia Castro y la de muchos de sus contemporáneos, como el tradicionalismo de su maestro Pedro Lira, el personal impresionismo de Juan Francisco González y los experimentos lumínicos del porteño Alfredo Helsby.

Debido a su destacada y exitosa carrera, la pintora oriunda de Valparaíso se situó como una de las pioneras del arte femenino en nuestro país, sentando un precedente para el desarrollo de futuras carreras y talentos nacionales, además de servir de inspiración para muchas mujeres que empiezan a insertarse en el competitivo circuito de las artes visuales en nuestro país.

Galería de imágenes


La poda, Castro, Celia (1860-1930)
La poda, Castro, Celia (1860-1930)
Las playeras, Castro, Celia (1860-1930)
Las playeras, Castro, Celia (1860-1930)