PATRIMONIO DE LAS ARTES VISUALES: AURELIA DE SOUSA
Por Gustavo Olave
Aurélia de Sousa es un caso excepcional de las artes de finales del siglo XIX y principios del XX. Si bien nació en Chile, realizó su carrera como pintora en el Viejo Continente. Su estilo naturalista bebe de las grandes corrientes artísticas innovadoras de finales del siglo XIX, como lo fueron el realismo, el impresionismo y, un tiempo después, el trabajo de los posimpresionsionistas. La temática de sus cuadros suele ser simple, predominando en su repertorio los retratos, paisajes y escenas de la vida cotidiana.
Nacida como María Aurélia Martins de Sousa, la futura artista vio por primera vez la luz en la ciudad de Valparaíso, un 13 de junio de 1866. Sus padres António Martins de Sousa y Olinda Pérez eran oriundos de Oporto, Portugal, y habían emigrado a Chile. Cuando Aurélia cumplió los tres años la familia se traslada a la ciudad de origen de los progenitores. Allí, en La Quinta de China, una casa a orillas del Duero, cerca de Oporto, Aurélia pasa su niñez y adolescencia en un ambiente tranquilo y apacible.
A medida que Aurélia crecía se hacía más y más evidente para sus padres que su hija poseía fuertes inclinaciones al arte y un incipiente talento para la pintura. Es así que la pintora en potencia empieza a tener clases con el destacado artista António da Costa Lima, para posteriormente pintar bajo el tutelaje de Joao de Oliveira. Con posterioridad ingresa en la Academia de Bellas Artes de Oporto donde encuentra su estilo y recibe elogios por parte de docentes y críticos. En 1899 viaja a París y continúa sus estudios de pintura bajo la tutela de J.P. Lauurens y B. Constante teniendo como condiscípulo al gran pintor holandés Vincent Van Gogh. Es durante su estadía en la capital de París que empieza a exhibir y vender sus cuadros con cierto éxito.
Con posterioridad realiza un extenso viaje por Europa, visitando Bélgica, Alemania, Italia, Gran Bretaña y España. En este tour por el Viejo Continente se nutre de las obras de arte que ve en exhibiciones y museos, experiencia que se ve reflejada en su propio trabajo. De vuelta en Oporto, en 1907 Aurélia es invitada por António Teixeira Lopes para presidir la Sociedad de Bellas Artes de Oporto, oferta que la artista rechaza cortésmente. Algún tiempo después participa en numerosas exposiciones y galerías a lo largo de Portugal. Paralela a su labor como pintora trabaja también como ilustradora en revistas y un libro de cuentos escrito por Julio Brandäo.
Aurélia de Sousa muere el 26 de mayo de 1922 en La Quinta de China, la casa de su familia, a la temprana edad de 55 años. La artista siempre tuvo una salud muy precaria, motivo de su prematuro deceso.
Como se dijo con anterioridad, el estilo pictórico de Aurélia de Sousa debe mucho a las corrientes artísticas surgidas en esa época en Europa. Sin embargo, esto no le resta valor al trabajo de la chileno-portuguesa sino todo lo contrario. La comparación que se puede realizar con otros pintores contemporáneos a de Sousa nos permite darnos cuenta de la gran maestría técnica de la que Aurélia hacía gala. Igualmente admirable es su capacidad de asimilación de otras formas de expresión a las cuales añade elementos originales, creando un lenguaje visual único y singular.