CONSTRUCCIONES DE LA MEMORIA: NO ESTAMOS HABLANDO DE CUALQUIER LUGAR CIUDADANO, PARTE I

Por Patricio Gross, Arquitecto

LOS HECHOS

El estallido, o más bien la asonada social del 18 de octubre de 2019, desató hechos vandálicos contra el monumento al General Manuel Baquedano con una violencia nunca antes vista, situación incontrolable que se prolongó por mucho tiempo. Esta violencia también se ensañó con las dos estatuas que acompañaban la figura ecuestre y las placas a ambos costados del plinto, recordatorias de las batallas de Chorrillos y Miraflores que sellaron el triunfo de la Guerra del Pacífico. Tampoco hubo respeto alguno por la Tumba del Soldado Desconocido, situada a los pies de la escultura.

La estatua del General Baquedano -obra de Virginio Arias, uno de los grandes escultores nacionales, autor también de la estatua del Roto Chileno en la Plaza Yungay, en Santiago-, fue levantada por erogación popular e inaugurada el 18 de septiembre de 1928 junto con la nueva Plaza Baquedano y su rotonda. Su diseño, así como el hermoso plinto, fue obra de Gustavo García del Postigo, arquitecto también del edificio de la Biblioteca Nacional, Museo Histórico y Archivo Nacional en la Alameda (1914-1927).

En noviembre de 2019 y ante el lamentable y vergonzoso estado en que se encontraba nuestra emblemática plaza y sus monumentos, muchos esperábamos que pronto se iniciara no solo su restauración sino que además una profunda remodelación y reconversión para facilitar los encuentros que allí se habían vuelto tradicionales.

Sin embargo, ante la indolencia de las autoridades y la falta de resguardos y cuidados que requería un monumento nacional, pareció que la decisión adoptada por la unanimidad del Consejo de Monumentos Nacionales, en enero de 2020, era una gran noticia al anunciar mantener la estatua de Baquedano y la Tumba del Soldado Desconocido en su ubicación original y no claudicar ante los intentos de degradarlos y destruirlos, sin perjuicio de adoptar medidas para salvar las piezas en peligro.

Pero aun así, y reconociendo que la ciudad es dinámica y cambiante, existían ya desde hace mucho tiempo propuestas sobre este lugar. Por ejemplo, la iniciativa premiada en el proyecto Eje Nueva Alameda Providencia -nacida de un Concurso Internacional organizado por el Gobierno Regional Metropolitano en 1915-, y durante la intendencia de Claudio Orrego, la que se extendía por 11, 5 kilómetros entre el nudo Pajaritos al poniente y Tobalaba al oriente. Su intención era devolver, especialmente a la Alameda, su carácter de gran “boulevard” urbano, incluyendo un corredor de transporte público, soluciones para ciclistas, paseos peatonales y áreas verdes. Este proyecto, aparte de conectar fluidamente y hacer muy expedita la conexión Providencia Alameda, con un excelente diseño contemporáneo, creaba hacia el norte una plaza dura peatonal y una gran explanada para acoger manifestaciones y celebraciones, presidida por el mencionado monumento de alto significado simbólico. Desgraciadamente, el proyecto no se concretó bajo el gobierno siguiente, aduciendo problemas de costo, aunque el propio Orrego, actual Gobernador Metropolitano, ha declarado su intención de reactivarlo.

Finalmente, el 12 de marzo de 2021, el Consejo de Monumentos Nacionales decidió remover la estatua del General Baquedano desde la plaza “para su restauración y posterior regreso al lugar de origen”, después que nuevos intentos por destruirla afectaron su estabilidad debido a cortes profundos en las patas del caballo.

Ha transcurrido más de un año desde la salida de este monumento del lugar en el que se erguía desde hace casi un siglo. Luego de su restauración, y gracias al trabajo del taller de esculturas Montes Becker -que fue supervisado por el Consejo de Monumentos Nacionales, el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural y el Centro Nacional de Conservación y Restauración-, el 29 de agosto recién pasado, dada la solicitud levantada por el Ejército de Chile, se instaló el conjunto ecuestre, incluida la escultura principal y las que lo acompañaban, en las dependencias del Museo Histórico y Militar. Se ejecutó así el acuerdo adoptado por el Consejo de Monumentos Nacionales en su sesión plenaria del 27 de julio de 2022, cuando autorizó el traslado temporal de las esculturas hasta dichas dependencias, aunque comentando que aún no han existido conversaciones sobre un posible retorno a Plaza Baquedano. Y que, de hacerlo, primero debería llegar una propuesta evaluada por el Consejo.

Hoy, el monumento a Baquedano yace instalado provisoriamente en el patio central del Museo Histórico Militar, junto con las otras seis esculturas que lo acompañan, donde se almacena de forma temporal a la espera de una próxima intervención.

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