PAZ ERRAZURIZ

Rescatamos la entrevista realizada en 2004 para www.nuestro.cl a la fotógrafa Paz Errázuriz, recientemente galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2017

LOS BELLOS ANÓNIMOS

Octubre 2004

La belleza que radica en la captura de lo interno, la que genera la intención tras el lente de la cámara, la que nace del secreto pacto entre fotógrafo y fotografiado y se cultiva en el anonimato y hasta en la indigencia, es la que plasma Paz Errázuriz en sus imágenes. Una que interroga a la dictadura de la farándula en donde “los lindos y preciosos son los poderosos”. La que protagonizan travestis y boxeadores, enfermos psiquiátricos, gente mayor que exhibe las marcas del tiempo en sus cuerpos desnudos, retratos de difuntos colocados en sus tumbas, ancianas vistiendo sus alienantes atuendos de reinas. Chilenos y chilenas despojados de poder que han sido siempre el blanco de la mirada conmovida de la artista. Los mal llamados marginales o “minorías”, que son para ella “la inmensa mayoría”.

Por Rosario Mena

Con su reciente exposición en la Sala de la Telefónica, preparando su página web, el libro de su obra Memento Mori y a la vez, una publicación sobre todo su trabajo con las mujeres Kaweskar de Tierra del Fuego, Paz Errázuriz sigue construyendo un hermoso y perturbador universo de seres humanos, elevados por su cámara a la categoría de personajes cuya existencia, ignorada y desplazada, interroga al espectador. Una labor en la cual la fotógrafa no reconoce la intención del legado, pese a que ha llevado casi toda su obra a publicaciones. “Es sólo una manera de ordenar el caos”.

– ¿Tu obra está acotada a este tiempo y lugar. Es netamente chilena. Sientes que al retratar a tus personajes estás rescatando culturas, minorías, submundos que forman parte de nuestra identidad pero están escondidos?

Lo que hago es chileno total, porque es lo mío y yo estoy metida en mi mundo. Uno trabaja con lo propio, a partir de uno mismo. Si me mandaran a hacer un trabajo en Africa con una beca, no sé que podría hacer, honestamente. Pero yo revierto el témino minoría. Son absolutamente mayoria. Los super sofisticados y los super privilegiados son en realidad la minoría. De todos modos prefiero ocupar la palabra minorías, que la palabra marginal, que siempre me aplican. Ahora, hablar de lo chileno, es muy complicado. Si no queremos caer en los clichés absurdos.

– Sin embargo hay un rescate de identidad, desde lo más evidente, como el trabajo con los kaweskar, que son una etnia en extinción, hasta los travestis, los enfermos mentales, los ancianos. Tú estás mostrando esos mundos y haciéndolos parte de una cultura que es nacional.

Bueno, en el caso kaweskar es impresionante cómo después de mi exposición el tema empezó a estar en noticia. Y además con un gran desparpajo para abordarlo. A mí me llamaban de programas de televisión para que les diera toda la información, todos los contactos, todas las direcciones, todas las fotos que yo tenía. Todo lo que me había costado 4 años de trabajo, de recopilación. Es impresionante cómo se apoderan de los temas. Por ejemplo la Fresia Alessandri, que fue todo un mito para mí, una mujer extraordinaria, que tenía tan poca ayuda de nadie. Lo primero que hicieron fue que para un dia patriótico, yo lo vi en las noticias, después de mi exposición, llegó un helicóptero con carabineros y una bandera chilena y le llevaron unos víveres. Pero con bandera chilena. O sea, posesión.

– ¿En general hay mucho contraste entre la profundidad con que tú te metes en los mundos que fotografías y una liviandad que se manifiesta hacia ellos?

Bueno, sí. Eso es lo hemos hablado a propósito de un comentario en el libro de visitas de mi exposición que decía que el tema de los travestis era muy trillado. Eso es fascinante porque creo que yo fui la primera persona que tomó ese tema hace 20 años atrás. Hoy ya está muy manoseado.

– ¿A fin de cuentas, abrir estas puertas es para peor o para mejor?

Siempre es para mejor. Siempre que se haga con una mirada respetuosa. Además no hay nada que se descubra. Son temas que están. Lo que pasa es que la fotografía, en general, salvo excepciones, ha estado preocupada de lo lindo, de lo bello con una mirada extranjerizante, estilizante, incluso aquella que pretende mostrar lo chileno, con un exotismo que no tenemos.

– Tú muestras otra belleza, cuando muestras a los enfermos psiquiátricos, a los travestis, a gente mayor desnuda… ¿Es tu idea mostrar otra belleza o reinvindicar su derecho a no ser lindos?

Hay de todo un poco. Todo mi trabajo es súper autorreferente. Si yo fotografío estos cuerpos (desnudos de personas mayores) corresponde mucho a una obsesión que yo tengo, con mi propio cuerpo, con mi edad, con romper estas amenazas terribles de que la vejez es asquerosa, horrible, espantosa. Aprender a mirar estos cuerpos. Es todo un aprendizaje. Si además salen preciosos, eso correponde al encanto de cada persona que se fotografía. Esos cuerpos te pueden dar una imagen muy tranquilizadora, debido a que esas personas están bien con ellos mismos. Otros cuerpos pueden ser perturbadores, cuerpos castigados, amenazados de muerte, como los cuerpos de los enfermos pisiquiátricos. Sin embargo, yo igual hallo que esos cuerpos son de una belleza extraordinaria. Siempre que tú pongas una intención, un énfasis, logras reflejar a otro maravilloso. Depende como lo miras, como lo cubres de una atención. Y en ese sentido me atrae mucho el carácter anónimo de los personajes. Hay una relación entre el anonimato y la potencialidad de belleza. Por ejemplo, el trabajo de Memento Mori, (altares con fotos de difuntos en sus tumbas). El cementerio tiene una estructuración social, con sus barrios, sus sectores más pudientes o más populares. Y las fotos que yo saqué son de todas partes, elegidas al azar, y se arma todo un conjunto precioso. Son fotos que me emocionan hasta el infinito. Quizás fueron unas horrorosas personas, me da lo mismo. Jamás puedes pensar eso. Transmiten algo muy bonito. Todas esas personas son de una belleza increíble.

– ¿Belleza, para tí, es sinónimo de autenticidad? 

Si, creo que sí. Esto de las categorías de belleza es muy complicado. Dónde encuentro yo la belleza tiene que ver con lo que tú dices. Cuando yo siento a alguien como es, su persona. Que es más allá de algo físico.

– Tú has dicho que hoy en día el que no es lindo y precioso está “cagado”. ¿El poder es de los lindos?

Claro, en el sistema, en los medios. Ese es el poder, y también a nivel político y económico. No es por nada que en Estados Unidos los presidentes sean actores de Hollywood. Aquí, señoritas de televisión son alcaldesas y candidatas, cada día tiene más influencia la imagen de los actores, que uno los asocia casi exclusivamente con televisión. Y a la televisión tú no entras si no eres lindo y precioso. Toda la ropa, todas las vitrinas, los nombres que la gente le pone a los hijos, toda la filosofía del mundo de hoy gira en torno a esa belleza, que tiene unos determinados cánones.

– ¿Todo fotografiado espera verse bello en la foto?

Yo creo que sí. Verse bien. Y sobre todo, que la imagen corresponda a la propia imagen que el fotografiado tiene de sí mismo.

– ¿En general hay un trato benevolente con tus fotografiados?

Eso no es ser benevolente, es como enganchar con la persona. Ese es todo el asunto del retrato. Yo hago clases y es algo difícil de enseñar. La gente siempre piensa que la luz que entra por la ventana es lo importante. En el fondo todo consiste en atrapar a la persona cuando la sientes ella o él. De eso depende que tú te gustes o no en una foto. Tú puedes salir muy bonita pero no reconocerte. O sea, no eres. Finalmente tiene que ver con reconocerte, con la identificación. Yo con Pepe Donoso tuve una pelea espantosa una vez porque salió muy guatón y yo encontraba que estaba súper favorable. Pero él encontró que yo lo había traicionado, casi algo intencional, fue muy raro. Nunca me había pasado algo así.

– ¿Existe un pacto de lealtad?

O sea, si sale mal en mi foto, yo no la voy a mostrar. Eso tiene que ver con la ética. Mostrar una imagen indigna es una traición. Hay un compromiso de por medio. Hacer una foto es muy atroz, muy agresivo, es muy valiente el acto de quien se deja fotografiar. Hay una cantidad de pactos silenciosos que tú no puedes traicionar. Es un tema muy sutil y muy complicado.

– ¿Cómo fue tu experiencia con los travestis, con todo ese manejo que ellos tienen del look, de producirse, propio del transformismo?

Bueno, están las dos caras. Porque también conviví con ellos mucho antes de la producción. Y es muy fascinante ver la transformación. Es increíble todo lo que saben de maquillaje, por ejemplo, que yo no sé nada, porque no hago fotografía comercial o publicitaria. Entonces yo aprendí mucho de ellos. Y ellos estaban súper sorprendidos conmigo, que por qué no me arreglaba más.

– El transformismo es inseparable de la búsqueda de la belleza. Nadie quiere transformarse en una fea, supongo…

Claro, saben mucho de cómo agrandarse los ojos, taparse las imperfecciones del cutis. Y además buscan un estereotipo de la Yayita, ese tipo de mujer bien mina. No van a ser una niña en pantalones anchos, siempre minifalda, taco alto, cinturita.

– La belleza se asocia a lo erótico.

– Claro, y son super críticos con el que es más feo. Los sobrenombres que usan entre ellos son bien malvados, como la negra ratona…

– ¿Y su personaje femenino es siempre igual o va cambiando?

Bueno hay distintas etapas, cambios de look, cambios de pelo. Muchos de los travestis cuando están muy perseguidos por la prostitución, trabajan en peluquerías, así que saben mucho de cortes de pelo.

– ¿Es más exacerbada la vanidad, el maquillaje, todo el trabajo de arreglarse en un travesti que en cualquier otra persona?

He trabajado con prostitutas, en un trabajo que nunca he publicado, y era bastante parecido. Los travestis tienen una dimensión de juego, divertida, loca. Una espectacularidad que es única.

– ¿Cómo fue la experiencia con “Cuerpos”, donde fotografíaste gente mayor desnuda?

– La gente estaba conciente de que todos los desnudos que se ven siempre son de gente joven, preciosa, flaca, comiendo yogurt y hubo mucha conversación, en la que yo les conté mi cuento. Tampoco faltó el hombre que lo tomó como una experiencia tipo “hace tanto tiempo que no estoy desnudo con una mujer”. Eso tuve que cortarlo y lo que hice fue algo que me recomendó alguien, que fue ponerme un delantal blanco como de doctora. El efecto fue impresionante.

– ¿Cuáles eran las motivaciones de las personas que posaron?

Eran distintas. Para algunas mujeres era un gesto de choreza, como “qué habría dicho mi marido el finao si me viera así”. Era una especie de liberación y además que sabían que el trabajo iba a tener un buen uso, eso estaba por escrito y firmado.

– ¿En general tus fotografiados han estado agradecidos con el resultado?

– Eso es bien variado. Por ejemplo a los travestis, a pesar de que sabían que era blanco y negro, eso los desilusionó. Pusieron las fotos en sus piezas adornadas de colores y flores plásticas, cintas. Unos altares a todo color. A los boxeadores también los decepcionó el blanco y negro, pero curiosamente algunos fueron a la exposición, porque vieron el aviso en el metro. Y estaban bien agradecidos. Preguntaba qué iba a pasar con las fotos después de la exposición y proponían hacer otra foto delante de su foto.

– ¿Cómo es la situación de la foto de las reinas del asilo de ancianos?

Hay varios clubs del adulto mayor, que hacen varios eventos y celebraciones. Yo en ese momento estaba muy choreada con todo lo de las Miss Chile y demás mises, entonces hice todo un cuento con estas reinas ancianas, que lo mostré en la Revista Paula. Pensé que a Roberto Edwards, que ha estado tan metido en las Miss Chile le iba a caer pésimo. Pero lo publicaron. Era mostrar otras reinas y también hacer la crítica social al trato que se le da a los adultos mayores, que los tratan como guaguas. El maltrato y la mala comprensión. La gente mayor es un tema que está muy presente en mi trabajo. Siempre me ha interesado. Tengo otras cosas pero son demasiado escabrosas. El tema de los viejos es súper cruel.

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"Otros cuerpos pueden ser perturbadores, cuerpos castigados, amenazados de muerte, como los cuerpos de los enfermos pisiquiátricos. Sin embargo, yo igual hallo que esos cuerpos son de una belleza extraordinaria. Siempre que tú pongas una intención, un énfasis, logras reflejar a otro maravilloso".
"Yo en ese momento estaba muy choreada con todo lo de las Miss Chile y demás mises, entonces hice todo un cuento con estas reinas ancianas".
"Si yo fotografío estos cuerpos corresponde mucho a una obsesión que yo tengo, con mi propio cuerpo, con mi edad, con romper estas amenazas terribles de que la vejez es asquerosa, horrible, espantosa. Aprender a mirar estos cuerpos. Es todo un aprendizaje".
"Mostrar una imagen indigna es una traición. Hay un compromiso de por medio. Hacer una foto es muy atroz, muy agresivo, es muy valiente el acto de quien se deja fotografiar. Hay una cantidad de pactos silenciosos que tú no puedes traicionar".