Gonzalo Rojas Maestro apasionado

Radicado en Chillán hace ya 30 años, Gonzalo Rojas, Premio Nacional de Literatura y Premio Cervantes 2004, ha continuado su destacado trabajo literario desde la tranquilidad de la provincia. Una obra en la cual existencia y poesía son sustantivos inseparables. Considerado uno de los grandes poetas chilenos vivos, junto a Nicanor Parra, y uno de los gestores del “boom latinamericano”, su figura se identifica con la originalidad, la aventura, el amor por las letras, la vocación de maestro y la pasión erótica, de la cual da cuenta el documental Monógamo Sucesivo, del realizador Pablo Basulto. “El que vive sin amor, mejor que se marche del planeta”, sentencia el escritor.

Tras su exilio en Alemania Oriental y posteriormente en Venezuela, a donde Gonzalo Rojas llegó en 1975 con su segunda mujer, Hilda, y el hijo de ambos, Gonzalo, el “poeta de Lebu” – puerto en el que nace en diciembre de 1917- regresa a Chile en 1979 y se instala en Chillán, donde reside hasta la actualidad. Desde este centro de operaciones, y vinculado a la zona sureña donde vivió gran parte de su infancia y juventud, el Premio Nacional de Literatura y Premio Cervantes 2004 ha estado durante todo este tiempo desplazándose tanto a Santiago como a otras ciudades del país y del extranjero, viajando a universidades de Alemania, Estados Unidos, México y España.

Hoy, a sus noventa y un años (cumplidos en 2008) el cansancio y más de una complicación de salud lo mantienen con moderada actividad en su casa de este enclave varias veces destruido y reconstruido a fuerza de movimientos telúricos. Ciudad que ha visto crecer a varios gigantes de nuestro patrimonio cultural, como Violeta, Nicanor y Lalo Parra, y ha sido cuna de próceres y grandes creadores, partiendo por el Padre de la Patria hasta llegar a Claudio Arrau, pasando por el pintor Pacheco Altamirano, la escultora Marta Colvin, la escritora Marta Brunet, el cantante y músico Ramón Vinay, entre otros.

Amante perpetuo

Hasta su provinciana residencia se trasladaron en cuatro oportunidades el realizador Pablo Basulto y la periodista Loreto Contreras, quienes reunieron al poeta y al escritor Volodia Teitelboim (otro chillanejo de los grandes), para dilucidar la historia de una disputa amorosa entre ambos. La protagonista: Hilda May, con quien Rojas contrae matrimonio en segundas nupcias. Las entrevistas realizadas en estos encuentros, y cuyos extractos fueron publicadas en un libro titulado “Palabras al vuelo”, son recogidas en el documental Monógamo Sucesivo, que entre otros hallazgos, cuenta que Volodia Teitelboim enviaba cartas de amor a la muchacha, cuando Gonzalo Rojas ya se había casado con ella.

El nombre de la cinta reproduce una declaración del escritor Gabriel García Márquez al ser consultado acerca de su relación con las mujeres, dando a entender que solía enamorarse después de cada encuentro anterior. Declaración de principios a la que adhiere el escritor chileno Volodia Teitelboim en el documental de Basulto. La historia, que incluye actuaciones de destacadas actrices nacionales y extranjeras como Paulina Gálvez o Marìa Medeiros, y que es filmada en locaciones de París, Londres, Madrid, además de Chile y Alemania, comienza en 1958, cuando Volodia Teitelboim y Gonzalo Rojas conocen en el Primer Encuentro de Escritores de Concepción a la estudiante de 17 años, Hilda May. La relación amorosa que ya unía a Rojas con la joven, no fue obstáculo para Teitelboim, quien confiesa haber sido víctima de un flechazo a primera vista. “Era difícil sacarle los ojos de encima, con toda la clase de fabulaciones que tiene la mente humana. Ella era literaria, era culta… Las tenía todas”, rememora.

Notable es el diálogo que sostienen los dos escritores respecto de su amor compartido. “Yo recuerdo que Hilda guardaba celosamente unas cartas que le enviabas, Volodia”, dice Rojas. “Le escribía cartas, como los enamorados de otros tiempos… Creo que nunca me las contestó”, responde Teitelboim. “No deja de ser que ambos la recordemos ahora”, sentencia Rojas sobre la mujer que murió de cáncer en 1995. La película revela además otros aspectos de la vida amorosa de estos dos personajes cuyas largas biografías están llenas de historias, anécdotas y romances.

“He amado, he amado y además no puedo vivir sin amor, y el que vive sin amor, es mejor que se marche del planeta, como he dicho tantas veces… de todas las llamadas utopías, que se han cancelado casi una a una, en tantos órdenes históricos contemporáneos, nadie va a negar que la utopía del amor está vivísima”, señala Rojas en la publicación que acompaña al documental.

Viajero de las letras

Chillán guarda una estrecha relación con la biografía de Rojas, que lo vincula indefectiblemente a la región. Primero a Lebu, su cuna, a la cual se refiere de este modo en Palabras al Vuelo: “Vengo de un paraje con mucho viento. El viento era el personaje mayor de mi pueblecito del Golfo de Arauco. Y el mundo se me daba desde el zumbido del oleaje y desde el zumbido del viento. Todo para mí era portentosamente hurdido, amarrado, no había cosas que estuvieran separadas”.

Más tarde se instalaría en Concepción, en cuya universidad dicta las cátedras de Literatura Chilena y Teoría Literaria en el Departamento de Español, desde 1952 hasta 1970, cuando es nombrado Consejero Cultural en China, por el gobierno de Allende. Inquieto por naturaleza, y maestro de vocación, durante sus estudios de Literatura en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, en Santiago, Rojas trabaja como inspector en el Instituto Barros Arana, y luego como alfabetizador de los mineros en Atacama, además de desempeñarse como jefe de redacción de la revista Antártica en Santiago y como profesor en Valparaíso.

El golpe militar de 1973 sorprende a Rojas en La Habana, donde ejerce como Encargado de Negocios. Parte a Alemania y luego a Venezuela, donde es profesor universitario. Durante su vida, enseña también en universidades de Estados Unidos y Alemania Oriental y recibe numerosos premios internacionales, como el Premio Reina Sofía de España, Octavio Paz de México y José Hernández de Argentina, además del Premio Nacional de Literatura de Chile en 1992 y el Premio Cervantes, que recibe de manos del rey Juan Carlos de España, en 2004. Es también invitado permanente a encuentros de escritores y ferias del libro de diversos países.

 

Identidad latinoamericana

Entre los años 1938-1941 participa, más bien como disidente, en el grupo surrealista Mandrágora fundado por Braulio Arenas, Teófilo Cid y Enrique Gómez Correa. Siete años más tarde aparece La miseria del hombre (1948), su primer libro de poemas, el cual fue bastante criticado. Sin embargo, logró conmover a Gabriela Mistral: “su libro (…) me ha removido y, a cada paso admirado y, a trechos, me deja algo parecido al deslumbramiento de lo muy original, de lo realmente inédito”. A partir de 1958 organiza los famosos Congresos de Escritores en Concepción, donde se reunió lo más selecto de la literatura latinoamericana. Para Carlos Fuentes y José Donoso estas reuniones, habrían sido el comienzo del boom latinoamericano, pues abrieron un espacio de reflexión -como el propio poeta lo propusiera-, en torno a las imágenes de América Latina y del hombre actual.

Su segundo libro de poemas, Contra la Muerte (1964) es el más reconocido y elogiado unánimemente por la crítica. Su tercer libro de poemas, Oscuro (1977) se publica en Caracas, a partir de este momento su poesía comienza a leerse en todo el continente y es aplaudida por la crítica internacional. Recibe invitaciones para leer su creación poética, dictar conferencias y cursos en universidades norteamericanas y europeas; es objeto de homenajes y sus libros comienzan a publicarse en México, Madrid y New York.

Las ediciones se suceden unas a otras: Transtierro (versión antológica: 1979), Antología breve (1980), 50 poemas (1980), El alumbrado y otros poemas (1987), Antología personal (1988), Schizotext and Other Poems (1988), Materia de Testamento (1988), Desocupado lector (1990), Antología de aire (1991), Las hermosas. Poesías de Amor (1991), Zumbido (edición para bibliófilos: 1991), La miseria del hombre (edición crítica: 1995). Sus textos han sido traducidos a varios idiomas y se le estudia en diversas naciones La originalidad y la espontaneidad de su lenguaje, le han granjeado la admiración de los jóvenes, que han atiborrado sus recitales de poesía, tal como ocurre con Nicanor Parra.