FUEGO AL TRAIDOR

Una singular tradición de Semana Santa, que cada domingo de resurrección, se reedita en distintos cerros de Valparaíso, pero que pertenece también a otros lugares de Chile y de Latinoamérica es la “Quema de Judas. Una fiesta popular en la que se involucra toda la comunidad, con especial participación de los niños, para, de una forma simbólica y festiva, “vengar” la traición de Judas Iscariote.
Un muñeco del tamaño de un hombre, relleno de paja y monedas, vestido con ropas recolectadas entre los vecinos y colgada en algún lugar público, es la ingenua representación de Judas, que cada año, en los cerros de Valparaiso, es quemada en una ferviente celebración popular. Desde este jueves, y algunos durante toda la semana, en el cerro Barón, los niños estarán recorriendo las calles pidiendo monedas (“una monedita pal juudas…”), que luego esconderán en la figura del apóstol traidor, a la que se prenderá fuego en la madrugada del domingo de resurrección. “Es realmente interesante la forma en que compromete a los niños”, señala Carlos González, profesor del Instuto de Estética de la Universidad Católica y experto en temas indígenas y folclor. Precede a la quema un juicio público, en el cual uno de los participantes actúa como defensor. “Lo juzgan, le gritan cosas, incluso se arman peleas entre la gente”.

Según el estudioso, “la quema de judas se escapa un tanto del dogma, no tiene una raíz dogmática, sin embargo tiene un sustento en palabras del evangelio”. Específicamente la narración del evangelio de Marcos, que anota que luego de entregar a Jesús, Judas se arrepiente y va a hablar con los sacerdotes para devolverles las 30 monedas de plata obtenidas por su traición, ya que el condenado es un inocente. Tras serle rechazado el dinero, Judas lanza las monedas al suelo del templo. “Los sacerdotes le dicen que eso ya pasó no hay vuelta atrás. La cosa es que Judas se desprende de las monedas y se ahorca. Lo que hay es una especie de sutentación de la Quema de Judas. Se quema a un Judas ahorcado, que está colgado de un palo. Al ser quemado, con unos pocos cuetes que le meten, las monedas que los niños colocaron en la figura explotan y se desparraman, figurando la forma en que Judas habría desparramado las monedas en el templo”.

No fue gracias a los libros que González tomó contacto con esta costumbre, sino a una experiencia personal. “Yo iba a visitar a una tia mia a Valparaiso. Para llegar, como a muchos lugares del puerto, habia que subir un cerro. Yo iba en mi citroneta bien cacharrienta y me paran unos niños de 12, 13 años y me piden moneditas para jugar. Les pregunté de que se trataba”.

Tradición latinoamericana

Si bien en Valparaiso se mantiene esta celebración con una continuidad hasta, la singular ceremonia se observa en distintos lugares de Chile, contando con larga tradición en ciudades como Iquique, en donde se ha descrito su ocurrencia a mediados del siglo pasado. Cerca de Santiago, hacia el sur, hay referencias de su realización en Alto Jahuel y Alhué. “Desde Alto Jahuel se hacía una procesión hasta la cuesta de Chada, en el camino a Rancagua, hacia la cordillera”.

México, Venezuela, Paraguay y Perú son otros países en donde se practica la Quema de Judas. En el pueblo peruano de Huaraz, durante el sábado santo los niños confeccionan muñecos de Judas y, luego de recorrer mercados y casas, lo queman ante el júbilo de la gente.