FIDEL SEPÚLVEDA

 

CHILENOS: MEDIO INGENIOSOS

 

Agosto 2003

 

Las metáforas presentes en el vocabulario de una comunidad revelan la esencia de dicha cultura. Contenidas en poemas, dichos, adivinanzas, leyendas, refranes, cantares populares, versos y payas, así como en expresiones cotidianas, dan cuenta de la cosmovisión y la personalidad de un grupo humano. El ingenio del chileno o su preferencia por las “medias tintas” son algunos de los rasgos que delata su lenguaje. Sobre la identidad y las metáforas del habla popular, conversamos con Fidel Sepúlveda, Director del Departamento de Estética de la Universidad Católica.

Medio arrepentida vengo
Te vengo medio a decir
Que si medio tu me admites
Medio me verás morir
Cuando medio te ausentaste
Medio tiempo de mi lado
Tu medio muerto te fuiste
Yo medio muerta he quedado

En esta tonada chillaneja, adaptada por Violeta Parra, Fidel Sepúlveda, Director del Departamento de Estética de la Universidad Católica, encuentra un ejemplo simple de cómo el lenguaje popular es fiel reflejo de la idiosincrasia de un pueblo. “El medio es una metáfora que responde a una manera equívoca de expresarse, en que las cosas son y no son al mismo tiempo. Esto es algo que forma parte de la cultura del chileno. Nosotros usamos mucho esta palabra. Cuando te preguntan cómo estás y tú dices estoy medio mal, no estás diciendo que estás mitad bien mitad mal, estás diciendo que estás bastante mal, pero por recato dices medio. Es un eufemismo que se usa cuando se trata de decir algo que a uno le afecta personalmente”.

De acuerdo a su análisis, el chileno prefiere siempre el medio, el más o menos. “Prefiere en el fútbol el medio campo, no aventurarse a la zona del gol. Prefiere la conducta que no lo compromete, y esto también se lleva al plano de las declaraciones públicas y privadas… las medias frases, las medias palabras… el doble estandar. En la política los extremos tienen una connotación negativa, la extrema derecha, la extrema izquierda, son lo malo. Siempre es mejor el medio. Pero el medio nunca está muy definido”.

Pero así como es ambiguo a la hora de tomar postura, el chileno se caracteriza por gran ingenio con la palabra, una habilidad intensamente cultivada en el campo. Propio de las celebraciones, cuando el ambiente se distiende, es el recurso a la talla, que en base a apodos y códigos compartidos por el grupo y muy difíciles de comprender para el extraño, no deja títere con cabeza. La máxima expresión del ingenio verbal, es el verdadero combate cuerpo a cuerpo, que significan las payas, en donde cada payador va desafiando al otro, con respuestas que deben ser irónicas, brillantes, atingentes y espontáneas, para no cortar el ritmo de este vaivén.

Rescatar y conservar el lenguaje popular, parte fundamental de nuestro patrimonio intangible, cuya extinción corre paralela a la influencia de la televisión, es algo que para Sepúlveda reviste carácter de urgencia “Especialmente atender a las metáforas del lenguaje popular. La dimensión simbólica, que interpreta la vocación humana de conocer la realidad”. Reino de la metáfora por excelencia, la poesía, que, aunando en la palabra el sonido y el sentido, es capaz de crear realidades nuevas, indagar en los misterios y reflejar los valores, visiones de mundo y expectativas de una comunidad, encierra una riqueza que no puede ser desperdiciada. Hay que rescatar la creación popular que existe en los infinitos rincones de este país de rincones, como decía Mariano Latorre”.

Tarea que si bien está siendo abordada por distintas iniciativas en los últimos años, históricamente y en términos generales, ha permanecido al margen de los programas oficiales. “La educación formal ha enseñado de espaldas a la realidad-dice Sepúlveda. El habla local ha sido excluido. El caso más patente es el de las comunidades indígenas, en donde los niños deben renunciar a su propia lengua cuando ingresan al sistema educativo. Con eso le piden que deje afuera su identidad”.

Por su parte, la televisión, como sistema de educación informal de alto impacto, también hace de las suyas. “La televisión crea un idioma estandarizado que no tiene raíces pero que se impone como un paradigma. Entonces la gente termina hablando como los animadores. Es un lenguaje sin aval, un cheque sin fondo. Se habla de banalidades en un léxico banal. Es muy importante ponerle oído al mensaje antropológico y estético de las comunidades de este Chile, que está constituido por diversos chiles. Es necesario que la capital se entere del resto, de los otros lenguajes que reflejan otras visiones de mundo y otras expectativas”.

Leyendas, refranes, adivinanzas, forman también parte de este amplio universo del habla popular en donde las metáforas no sólo están al servicio de la creatividad, sino también del desarrollo del ingenio y la promoción de valores éticos. Todas ellas constituyen un material de inmensa riqueza pedagógica, que aún no ha sido aprovechado en la educación de nuestros niños.